iSANIDAD
11 octubre
2016
Susana Calvo
Aunque a menudo consumimos productos naturales debido a sus
beneficios potenciales para la salud, una nueva revisión indica que no está
claro si los beneficios de compuestos derivados de plantas que imitan el
estrógeno son mayores que los posibles riesgos para la salud. Los resultados se
han publicado en el British Journal of Pharmacology.
Los fitoestrógenos son compuestos de las plantas que son
similares en estructura a los estrógenos y se encuentran en una variedad de
alimentos, especialmente en la soja. Algunas mujeres pueden consumir fitoestrógenos naturales como alternativa a la terapia de
reemplazo hormonal para ayudar a aliviar los síntomas de la menopausia como los
sofocos o para proteger contra la pérdida ósea.
Cuando
Ivonne Rietjens, PhD, de la
Universidad de Wageningen en los Países Bajos, y sus
colegas analizaron la literatura médica publicada, se encontraron con que se
han reportado varios beneficios potenciales para la salud de los fitoestrógenos, incluyendo menores riesgos de enfermedades
cardiovasculares, obesidad, síndrome metabólico y diabetes tipo 2, trastornos
de la función cerebral, y diversos tipos de cáncer, además de una reducción de
los síntomas de la menopausia. Sin embargo, los fitoestrógenos
son considerados disruptores endocrinos, lo que indica que tienen el potencial
de causar efectos negativos para la salud, incluyendo infertilidad y un mayor
riesgo de cáncer en órganos sensibles a los estrógenos, como el de mama y el de
útero.
Teniendo
en cuenta los datos sobre los posibles efectos negativos para la salud, los
autores de la revisión concluyeron que la evidencia actual sobre los efectos
beneficiosos de los fitoestrógenos no son tan obvios y que superan claramente los posibles riesgos
para la salud. “Esto implica que no se puede dar una conclusión definitiva
acerca de los efectos de los fitoestrógenos,
positivos o negativos“, dijo el profesor Rietjens. Puede
ser que la cuestión de que los fitoestrógenos son
beneficiosos o perjudiciales tenga diferentes respuestas dependiendo de la edad
del individuo, el estado de salud, e incluso la presencia o ausencia de
bacterias intestinales específicas. Se necesitan estudios adicionales para
aportar más claridad.